Sobrevivir a la morfología es posible. Para conseguirlo, te mostramos en el siguiente vídeo, de forma muy sintetizada, las claves sobre los tipos de palabras. Además, a modo de resumen, dispones de un documento que sintetiza la información fundamental que necesitas para combatir tu miedo al análisis morfológico.
Actividad 1. Crea un mapa conceptual en el que incluyas los diferentes tipos de palabras. Recuerda que no debes añadir toda la información, sino solo aquella más relevante y esencial.
Actividad 2. El siguiente fragmento pertenece a un artículo periodístico escrito por el columnista José María Pozuelo Yvancos en el periódico ABC el día 14 de febrero de 2020 a propósito de la nueva novela de Almudena Grandes La madre de Frankenstein. A continuación, hemos subrayado una serie de términos que deberás clasificar atendiendo al tipo de palabra que sea y a sus componentes: (...) Los contextos de la indigencia radical de las enfermas, pero también la política siniestra del nacionalcatolicismo, permite a Almudena Grandes una radiografía crítica que no disimula nada su militancia (nunca lo hace Almudena Grandes) pero lo enriquece con figuras de gran calado humanista como la monja hermana Belén, superiora del manicomio, cuya complicidad con Velázquez proporciona uno de los momentos álgidos de la novela, mostrando el camino de cómo el humanismo podía defenderse tanto desde la laicidad como desde la piedad religiosa. Como contrafiguras la hermana Anselma y el padre Armenteros protagonizan cruzadas impías que dejan helado el corazón del lector. Los «flashback» narrativos que recorren la vida en el exilio suizo del Germán Velázquez permiten a Almudena Grandes adentrarse en la excelente figura del psiquiatra judío alemán Samuel Goldstein, quien es maestro y mentor de Velázquez, pero cuya trama familiar proporciona excelentes páginas de la vida de los judíos exiliados de Alemania y la difícil supervivencia del laicismo de Goldstein frente su mujer e hijas, cuando la tragedia del Holocausto se cierne sobre ellos. «La madre de Frankenstein» ejecuta una doble condición de estilo en que Almudena Grandes reina: el trazado de los personajes; es una novelista de personajes y ambientes, propiamente galdosiana por ello. La otra es su habilidad como constructora de tramas, en una novela que se deja leer como novelón, pero donde esta vez ha evitado el abigarramiento. Por tal cosa me ha parecido excelente. (José María Pozuelo Yvancos, “Una novela de Almudena Grandes que se deja leer como un novelón”, ABC, 14 de febrero de 2020)
Actividad 3. A continuación, te proponemos un texto difícil. Sabemos que te gusta resolver misterios por lo que te planteamos uno de los enigmas que más ha costado resolver a los traductores de Lewis Carroll. En su novela Alicia a través del espejo, el autor introdujo un poema titulado “Jabberwocky”. En él se fusionaron palabras y se crearon nuevos términos para describir una realidad imaginaria. Todo ello pretendía generar la mayor sonoridad posible. Jaime Ojeda tradujo el poema creando nuevos términos en español. ¿Cómo lo hizo? Aquí tienes tu reto, descubre qué clase de palabras ha utilizado Jaime Ojeda y qué morfemas y lexemas utiliza. Hemos seleccionado algunos términos en negrita y te proporcionamos un ejemplo para que sigas el modelo: agiliscosos: palabra derivada en la que el lexema es agil-; -isco sería un morfema derivativo sufijo que sirve para crear adjetivos que indican relación o pertenencia. Al añadir el sufijo final -oso se consigue un adjetivo cuyo significado se intensifica. Observa como hay morfemas flexivos de género y número.
Brillaba, brumeando negro, el sol; agiliscosos giroscaban los limazones banerrando por las váparas lejanas; mimosos se fruncían los borogobios mientras el momio rantas murgiflaba.
¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío! ¡Guárdate de los dientes que trituran Y de las zarpas que desgarran! ¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y que no te agarre el frumioso Zamarrajo!
Valiente empuñó el gladio vorpal; a la hueste manzona acometió sin descanso; luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo y quedóse sesudo contemplando…
Y así, mientras cavilaba firsuto. ¡¡Hete al Galimatazo, fuego en los ojos, que surge hedoroso del bosque turgal y se acerca raudo y borguejeando!!
¡Zis, zas y zas! Una y otra vez zarandeó tijereteando el gladio vorpal! Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa ¡volvióse triunfante galompando!
¡¿Y haslo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?! ¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor! ¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay! Carcajeó, anegado de alegría.
Pero brumeaba ya negro el sol; agiliscosos giroscaban los limazones banerrando por las váparas lejanas; mimosos se fruncian los borogobios mientras el momio rantas necrofaba…